En Filosofía y poesía, Zambrano tiene un punto de partida histórico para sus reflexiones: el decidido destierro de los poetas de las tierras de la República platónica. Este es el punto de escisión que divide el desarrollo de ambos en Occidente: el filósofo y el poeta deben tomar caminos distintos, son seres que se excluyen mutua­mente; pero ¿es así?, ¿tiene que ser así? Ambos aspiran al absoluto, mas lo hacen por vías distintas, que en algún momento pasado tuvieron que haber convergido; ambos viven de la palabra, pensamiento y belleza, estética de la creación y creación de la estética.

El logos se traicionaba a sí mismo en la poesía, funcionaba ilegítima­mente. Y es que la poesía aunque era palabra no era razón. ¿Cómo es posible este divorcio?

Este libro es el resultado de las diversas disquisiciones (agudísimas en pasajes de brillante lucidez) acerca de las relaciones entre el pensamiento poético, su devenir histórico, su rechazo y cobijo, y el pensamiento racional, metódico de la labor del filósofo. «Poesía y ética», «Poesía y mística» o «Poesía y metafísica» son algunos de los acercamientos desde los que se habla de amor y erotismo, poder —⁠posibilidad y dominación⁠— y sistema, angustia de vivir y condena platónica: cuerpo con alma. Aunque cada capítulo (cada ensayo, mejor dicho) representa un eje distinto para el ejercicio intelectual, Zambrano se sumerge con profundidad en cada tema sin perder de vista la tónica global del libro. En ello reside su mayor valor: en los momentos en que la reiteración parece volverse cansina, reformula para señalar relaciones con otros fenómenos no necesaria­mente aledaños. Chispazos de genialidad que pueden llevar al lector a conclusiones desconcertantes. Vemos a Zambrano no desde la cátedra, sino como creadora.

Filosofía y poesía es una visita obligada para aquellos interesados en la estética y en la visión, platónica­mente cristiana (o cristiana­mente platónica), sobre la que Occidente ha forjado sus fundamentos para entender y sentir el logos.